Como si yo estuviese
en un acantilado
de una geografía ya deshecha,
me reflejo en un río que no existe
y lo veo pasar
llevado por sus peces
en carriles de algas, de veranos
caídos en sus aguas.
Recorrido fluvial que no termina,
en llamados ni puertos,
sin aves ya disueltas y que aún cantan,
bordeadas de una epuma que es ofrenda,
lo que queda del himno
de nuestro nacimiento.
María Granata (Argentina)