¿Qué es lo real, la furia o la ternura?

No hay presencia ni ausencia en esta hora,

somos fantasmas. Cambia, desfigura

nuestra leyenda, el mar. O nos ingnora,

como antes de la dicha. No murmura

el mar, no gime el mar, no clama ahora.

Vuelto resentimiento en una oscura

forma de desamor. Y mi demora

al borde de esa nada, de la playa

en donde moribunda la ola ensaya

un torpe simulacro de poesía,

se parece a esta página. Vacía,

sin vida. El mar, el mar ya no presagia.

Irse, extinguirse, ésa es su última magia.

Ricardo Herrera (Argentina)