También la hostia,
cándida moneda casi transparente.
El día que por primera vez
se adhirió suavemente a tu lengua.
Y eras una cabeza sola contra el leño
del cercano altar
y eras una cara inocente, tibia, radiante,
una boca que se ejercitaba
sin acertar a recibir una hoja redonda
de pan ácimo,
y eras uno con ella, moneda con el ausente,
y para imitar la contrición con que algunos fieles
se retiraban cuerpo adentro
fuiste hasta el banco curvando la espalda,
imitando a cuántos otros que se la tragaron
con
gesto sacrificial. Gesto Augural
de lecho o
harina y huevo sólo en azucar y gua
batidos
monedas que se tragan
(según Gladys Croxato te hacía ensayar
con una hostia sin consagrar,
una o dos veces).
Arturo Carrera (Argentina)